miércoles, 31 de julio de 2013

NUEVAS FICCS

Chicas les dejo el Link de dos de mis ficc que estoy publicando para que pasen por ellas.. y espero les gusten.. =D


Mi Verdadero Amor


La Boda del Año


Cuídense ..

Las Quiero

Bye =)

miércoles, 17 de julio de 2013

Nueva Ficc

Chicas... aquí esta el link de mi próxima Ficc *-* así que le dan un clic.. y las llevara a la nueva historia que compartiré con ustedes.. y espero sea de su agrado =)



Ficc La Boda del Año

 
 

***Epílogo***


EL día de su boda amaneció nublado y ven­toso. Aquella tarde de principios de junio, la pequeña capilla se llenó de amigos y fa­miliares seguros de que iba a llover.

A Tom no le importaba. La luz que necesita­ba la tenía en los radiantes ojos de ___________, todavía brillantes por las lágrimas que había derramado durante la ceremonia. Llevaba un vestido color marfil y una pamela a juego. No había sobre la faz de la tierra novia más bonita.

Bill fue el padrino de Tom. Katty, la her­mana de ___________, fue su madrina y no se separó de ella. En aquella boda, no fue necesario llamar a la policía aunque Lance, el hijo de Katty, y Alejandro, la hija de Jared y Kerry, armaron una buena cuando se negaron a avanzar por el pasillo con las flores y los anillos. Cinco Kaulitz tuvie­ron que hablar con ellos y, al final, mediante soborno consiguieron que lo hicieran.

Randy y Lucy Kaulitz fueron desde Washing­ton  junto con su hijo nacido en Navidad.

Alisha estuvo muy despierta toda la ceremo­nia en brazos de su padre. Miraba a todos los asistentes con interés. No podía saber que tam­bién habían ido Joe y Meredith Kaulitz, de New York. No solo estaban allí por la boda sino por­que Joe había sido senador y seguía siendo un hombre con muchos contactos en la política. El día anterior se había encontrado con un amigo del Supremo que le había dicho que, si Tom quería el puesto, era suyo.

Tom tenía todo lo quería. De un momento a otro, el pastor los iba a declarar marido y mujer. El proceso de adopción de Alisha estaba ya en marcha. Sus padres estaban sentados en primera fila, agarrados de la mano y mirándose con amor.                                

  George Trümper estaba al fondo de la igle­sia, vestido con el atuendo indio reservado solo para las grandes ceremonias. El coyote gris ha­bía aparecido solo un momento el día anterior. Su profecía se había cumplido. Allí estaban tam­bién Simone y su esposo Gordon. En otro banco, Jesse y Samantha, Sky su prometido, Dominic. Billy había ido con Eva, Bram y Jenna estaban esperando un hijo. Los bebés estaban naciendo sin parar. Los Kaulitz siempre habían sido una familia fértil.

George sondó encantado observando el fruto de toda su vida.

 No todos los presentes habían encontrado a su media naranja. Cuatro de sus bisnietos, Ashe, Logan, Shane y Seth, habían ido solos. La próxi­ma vez que apareciera el coyote, les preguntaría por ellos. El pastor estaba a punto de terminar la boda. En breve, comenzaría el bautizo de Alisha.

___________ miró a su marido y sonrió a través de las lágrimas. Las promesas que se habían hecho habían sido preciosas, pero lo que realmente le había hecho llorar había sido decírselas mientras él sujetaba en brazos a su hija y le acariciaba la espalda.

La niña estaba preciosa con el faldón que su abuela. Gloria Trümper, había cosido muchos años atrás para el bautizo de sus nietos.

Se oyeron truenos en la lejanía. La tormenta parecía inminente. ___________  recordó que una tor­menta los había unido y sonrió.

—Puede besar a la novia —anunció el pastor.

Tom la besó. En aquel momento, con otro trueno de fondo y los aplausos de sus invitados, comenzaba su vida en común.

 
CHICAS... el epílogo de la ficc *-* si ayer no lo subi fue porque en mi país era dia feriado.. y no lo tenia en el notebook de mi casa.. pero hoy dia si o si se los subo... mas tarde les subiré la nueva ficc que publicare.. y espero les guste mucho..

Las Quiero
Bye =)

lunes, 15 de julio de 2013

**Capitulo 19 "Final"**


___________ se le pasaron mil cosas por la ca­beza. Tom estaba sentado en el primer escalón con Alisha dormida en los brazos.

Dejó su coche detrás del de Tom y fue hacia él. Tom no se movió.

—Bonita camisa —le dijo. Tom se encogió de hombros.

—Me aconsejaron que la tirara a la basura porque no me iba nada. Por lo visto, soy un es­trecho de miras.

—Oh, Tom.

—Ya estás diciendo otra vez mi nombre así. Te advierto que me disparas la imaginación.

Ya estaba él otra vez haciendo que le flaquearan las piernas.

—¿Y Clara?

—Le he dicho que se fuera a casa.

—¿Y se ha ido?

Tom estuvo a punto de sonreír.

—La amenacé, pero, como no dio resultado, me vi obligado a sobornarla.

—¿Con qué? —sonrió ___________.

—Le he ofrecido un trabajo. ¿Sabías que está estudiando estenotipia?

 Claro que lo sabía.

—No te creas que me ha servido de mucho conseguir que se fuera a casa. No me habías di­cho que vivían justo enfrente. Lleva toda la tarde vigilándome por la ventana.

___________ miró en la dirección señalada y saludó a su vecina. Eran casi las siete. Había conducido varias horas y había sido un día lleno de emocio­nes. Necesitaba sentarse y abrazar a su hija.

Necesitaba ver a Tom sonreír.

—¿Se lo has dicho?

—No la quiere —contestó ___________.

—Yo, sí.

—Tom.

—Y a ti, también.

___________ nunca olvidaría a Tom levantándose lentamente y bajando los escalones.

—Te quiero, ___________.

Las lágrimas le nublaron la mirada.

—¿Te quieres casar conmigo?

—¿Estás loco?

La miró con los ojos entornados.

—No estoy loco —contestó con decisión—, pero sí perdido.

—No te entiendo.

—Me equivoqué de sendero. Mi bisabuelo ya me lo advirtió hace un mes. Me equivoqué de camino y ahora, sin ti, estoy perdido. Dijiste que me querías, ahora no te puedes echar atrás.

___________ sonrió ante su inocencia.

—Los trapos sucios no se evaporan, Tom.

—No me importa. He estado pensando mu­cho, ¿sabes? Porque, como Alisha no hace más que dormir, no podía hablar con nadie...

___________ sonrió.

—No lo digo en plan mal. La quiero mucho. Es la niña más bonita del mundo. ¿Sabes en lo que he estado pensando?

No había nada en el mundo que le interesara más.

—¿En qué?

—En tu sonrisa.

—¿Cómo?

—Siento adicción por tu sonrisa. Me he pa­sado todo el mes pensando en ti, muriéndome por tenerte. Tienes un cuerpo de escándalo, pelo castaño, nariz recta, pómulos marcados, piernas para morirse, unos pechos para soñar y una voz dulce que parece una brisa veraniega —dijo sentándose e indicándole que se sentara a su lado.

—Para ser juez, eres todo un poeta—dijo ___________ obedeciendo.

—N0 he terminado. Pienso en ti incluso en los juicios. Eso nunca me había ocurrido. Enton­ces, me di cuenta. No eres especial por tu pelo, tus piernas o tus pechos sino por cómo me haces sentir, por cómo te derrites en mis brazos. Es el paraíso y el infierno a la vez.

—Te entiendo perfectamente —dijo ella per­diéndose en sus ojos.

—Lo sé. Me aceptaste tal y como soy. Sin juzgarme. Para emitir juicios ya estoy yo. Me ofreciste tu amistad, pero quiero mucho más.

—¿Y el Supremo? —murmuró ___________—. Creí que era tu sueño.

—Los sueños cambian. Era mi sueño.

—¿Era?

Tom asintió. Los pájaros estaban cantando al atardecer. Pasó un coche frente a ellos, pero es­taban demasiado concentrados el uno en el otro para darse cuenta.

—¿Y ahora?

—Supongo que Clara tiene razón. En este mundo, hay gente que nace para advertir a los demás.

¿Había hablado de aquello con Clara?

—No quiero ser la razón por la que renuncies al Supremo, Tom.

—Quiero que seas la razón que me haga le­vantarme por las mañanas, volver a casa por las noches, la razón de mi felicidad, la razón por la que estoy aquí, por la que vivo.

Menos mal que estaba sentada porque ahora sí que le temblaban las piernas.

 —Es una oferta muy tentadora... Muy bien.

___________ percibió su sorpresa.

—¿Muy bien? ¿Eso es todo? ¿Ya está?

___________ asintió.

—Estaba pensando en regalarle a Alisha un perro o un gato cuando sea un poco mayor.

—¿Qué tiene que ver eso...?

—¿Crees que a tu hermana le gustaría ser su madrina?

—¿A Sky?

—¿Tienes otra hermana de la que no me has hablado? Le voy a pedir a mi cuñado que sea su padrino.

—Parece que lo tienes todo planeado.

Como él, que llevaba semanas con aquello de «Avanzar, cercar, retirarse». Le dio a Alisha y alargó los brazos con las muñecas juntas.

—¿Qué haces?

—Me entrego. Me rindo. Si quieres que el padrino de Alisha sea tu cuñado, que así sea.

___________ le acarició la cara.

—Para ti, tengo pensado un papel mucho me­jor. Quiero que seas su padre.

Tom se acercó a ella.

—¿Eso es un sí?

—¿Cuál era la pregunta?

—Te he preguntado si te querías casar conmi­go hace cinco minutos.

—Ah.

Tom enarcó una ceja mientras esperaba.

—Si dices que puedes vivir sin ser juez del Supremo, la respuesta es sí. Definitivamente, sí.

Tom lanzó un aullido de lobo y la abrazó con delicadeza.

—Puedo vivir sin muchas cosas, excepto sin ustedes dos.

—Te amo. Tom.

___________ respiró con normalidad por primera vez en dos días y Tom sintió una felicidad como no había sentido en su vida.

Entonces, añadió otro movimiento a su plan. Avanzar, cercar, retirarse y rendirse.

No podía parar de besar y de abrazar a ___________. Alisha se despertó para comer y se puso a llorar a pleno pulmón.

___________ y Tom tenían que planear la boda, el bautizo y toda una vida, pero lo primero era dar de comer a su hija. Entraron en casa y el lobo gris sintió que ya no estaba perdido.



Chicas...Aquí el ultimo capi de la ficc.. espero que les haya gustado.. pero las ficc serán con menos capis.. ya que no tengo mucho tiempo por el trabajo y mi instituto...
Bueno algunas saben porque no pude subir el viernes... pero fue porque lamentablemente mi abuelito murió.. pero quería darle gracias a la Jennifer y a la Virgi por sus palabras....
Y si puedo mañana subo el epilogo de la ficc... y después comenzare con otro.. ya que el blogg esta listo *-*
Se me cuidan
Las Quiero
Bye =)

jueves, 11 de julio de 2013

**Capitulo 18**


El coche de ___________ no estaba. Llamó a la puer­ta de todas maneras. Tenía que estar porque la niña estaba llorando. Su llanto era como música celestial para él.

Volvió a llamar a la puerta, pero, en vez de abrirle la mujer de su vida, le abrió Clara.

—¿Dónde está ___________?

—No está —contestó Clara con Alisha en brazos.

Eso ya lo veía.

— ¿Lleva mucho tiempo llorando así?

Clara asintió.

—Los bebés lo perciben todo, ¿sabe? Pase.

—¿Dónde está ___________? —repitió. Clara le puso el chupete a la niña.

—En Tulsa.

—¿En Tulsa? ¿No vive allí su ex marido?

Clara asintió y Tom sintió pánico. Se había ido a ver a Frank DeMarco, el de la sonrisa arre­batadora, el hombre con el que había compartido buena parte de su vida. ¡Con el que había tenido un perro!

Por no hablar de una hija.

Alisha escupió el chupete y siguió llorando.

—A ver, déjeme a mí —dijo Tom tomándola en brazos y agitándola con cariño en el aire—, ¿A que no quieres llorar? No, claro que no.

Alisha dejó de llorar y lo miró.

—¿Ves? No quieres arrancarle a nadie la ca­beza, ¿verdad? Los demás no se dan cuenta.

 Clara se había ido a la cocina.

—Bueno, tenemos dos opciones. Podemos pelearnos o ver la tele. Tú eliges —le dijo Tom a la niña.

Alisha abrió la boca.

—¿Eliges la pelea?

La niña no le quitaba ojo de encima. De re­pente, le sonrió encantadora y Tom sintió que se quedaba sin aire en los pulmones.

Deseaba ser el padre de aquella preciosidad. Lo había querido desde el primer momento. Y ___________ estaba en Tulsa diciéndole a otro hombre, al hombre del que había estado enamorada, que él, Frank DeMarco, tenía una niña llamada Alisha Simone.

Y la culpa era solo suya. De Tom.
 
 
 
—Vaya, vaya, ___________, dichosos los ojos.
—¿Qué tal estás, Frankie? —dijo evitando sus manos. Aquel hombre nunca cambiaba—. He venido a hablar.
—De acuerdo.
Su ex marido seguía tan guapo como siem­pre. ___________ estaba segura de que seguiría siéndolo incluso con ochenta años.
—¿Qué te parece el sitio?
Le había costado, pero, por fin, había dado con él en el almacén de un viejo bar que había comprado en Tulsa. A ___________ no le parecía la me­jor idea del mundo que un hombre como Frankie tuviera un bar, pero no había ido para decirle eso.
—Me parece bien que tengas un negocio. Es muy maduro por tu parte.
—Shh, no se lo digas a nadie. Para los demás, sigo siendo el fiestero de siempre. Me alegro de verte, ___________. Estás estupenda.
___________ no pudo evitar sonreír.
—No me importaría nada demostrarte cuánto me alegro de verte.
—He venido solo a hablar.
Frankie la miró de arriba abajo y siguió colo­cando cajas.
—¿Te has operado los pechos?
___________ sabía cómo era Frankie, pero aquello la sorprendió.
—Claro que no.
—La verdad es que estás muy bien. La última vez que estuviste por aquí, no tuvimos tiempo de despedimos.
—La última vez que estuve por aquí, estabas ocupado tirando objetos de cristal por los aires.
Frankie se giró hacia ella.
—Sí, bueno, a Deirdre no le hizo mucha gra­cia encontrarme contigo en la cama.
—¿Cómo está?
—Bien, me han dicho que bien. Quería que nos casáramos, ¿sabes? Ya se lo dije: «Si ___________ no ha conseguido que funcionara, tú no lo vas a conseguir».
___________ se cruzó de brazos y sacudió la cabeza, pero no se molestó en decirle que el único que lo podía hacer funcionar era él.
—Quería hablarte precisamente de la última vez que nos vimos...
—No creas que no me acuerdo de aquella no­che. Nadie es como tú. ¿Por qué no te vienes a Tulsa? —le dijo acariciándole el pelo.
—Tuve una hija hace un mes, Frank.
Frank dejó caer la mano y la miró con las ce­jas enarcadas. ___________ se dio cuenta de que estaba contando meses.
—No sabía que estabas con alguien —dijo aliviado.
—No estaba con nadie, Frankie. Cuenta.
—¿No pretenderás colgármela a mí? Nos di­vorciamos hace nueve meses. Si la niña tiene un mes, no es mi responsabilidad.
—¿Me estás diciendo que no es tuya?
Frankie la miró con aquella mirada encanta­dora suya.
—___________, yo sería un padre terrible. Pero si to­davía necesito que me cuiden a mí. Por eso, ten­go tanto éxito con las mujeres, porque estoy siempre de fiesta. Comprar este bar es lo más maduro que he hecho en mi vida y no pienso ha­cer nada más.
___________ tomó aire. Frankie sabía que nunca mentía, así que tenía que saber que la niña era suya. A pesar de sus treinta años, era cierto que solo le gustaba divertirse. Seis años atrás, a ___________ aquello le había parecido genial. Ahora, le daba pena. Levantó la cabeza y se fue hacia la puerta. Abrió el maletín, sacó un documento y se lo entregó a Frank. Él lo leyó y lo firmó.
___________ llamó a dos de los obreros que estaban reformando el local y les indicó dónde debían firmar en calidad de testigos. Todo terminado. Alisha ya era toda suya. Moralmente, lo había sido desde el principio. Ahora, lo era también le­galmente.
Frankie y los otros dos se pusieron a hablar de una discoteca que iban a abrir. ___________ recogió sus cosas y salió del local con el eco de sus risas. Punto final a su historia con Frankie. Sabía que no lo volvería a ver jamás. Sorprendentemente, no lloró.
Fue hacia el coche sintiendo que se había qui­tado un peso inmenso de encima. Había conse­guido superar su amor por Frankie. ¿Conseguiría hacer lo mismo con Tom? ¿Cuánto tiempo le iba a costar? ¿Un año? ¿Diez? ¿Cincuenta?
Decidió ponerse manos a la obra en cuanto llegara a casa.
 
Durante todo el trayecto estuvo pensando en su futuro y en el de Alisha. Se olvidaría de Tom. Tenía a su hija. Se olvidaría de Tom. Tenía su trabajo. Se olvidaría de Tom. Tenía amigos, familia, su casa. ¿Y si le comprara un perro a la niña? ¿O un gato? ¿Qué le gustaría más a Alisha? Se olvidaría de Tom.
Al llegar a casa, vio que, de momento, no, porque la estaba esperando en el porche.
 
Chicas... espero les guste el capi.. y ayer no tuve tiempo de subir.. ya que tuve que estudiar para un examen.... pero hoy si les subo =)
La próxima ficc =) ya esta lista.. y en cuanto termine con esta, comienzo con la otra.. y espero les guste =D
Las Quiero
Bye =)
 
 

martes, 9 de julio de 2013

Capitulo 17


DURANTE un buen trecho del trayecto de vuelta, no hablaron. A Tom se lo llevaban los demonios recordando que ___________ se había referido a Frank DeMarco como su ma­rido, no su ex marido.

Se aflojó la corbata y se desabrochó el primer botón de la camisa. No le sirvió de mucho. Lo tenía todo planeado. Avanzar, cercar, retirarse y avanzar, cercar, avanzar. Estaba a punto de de­cirle que la quería cuando...

¿Cómo se podía haber torcido todo así? Nor­malmente, era un hombre de ideas claras, pero, en aquellos momentos, le costaba pensar con claridad.

Ya no aguantaba más el silencio.

—¿Me estás diciendo que tu ex marido ha es­tado en la cárcel?

___________ negó con la cabeza.

—No, no fue a la cárcel.

—¿Por qué no?

 ___________ se estremeció. Aquello iba a saltar por los aires de un momento a otro.

—Porque tenía un buen abogado.

Tom se temió lo peor.

—Tú.

___________ asintió.

—Supongo que la prensa se daría un festín con esto. Me parece ver los titulares. El candida­to al Supremo de Los Ángeles sale con la abogada que libró a su ex marido de la cárcel.

—¿Era culpable?

—¡Claro que no!

—No, claro, tú no defiendes a nadie que no creas que es inocente.

—Exacto.

—Y nunca te equivocas.

—¿Eso qué tiene que ver? No es mi reputa­ción la que está en juego sino la tuya. Ya sabes lo fácil que es pisotear el buen nombre de al­guien.

—Lo sé.

___________ no quería ni mirarlo.

—Para empezar, no deberían ni haberlo acu­sado —le explicó—. Ocurrió cuando ya estábamos separados. Frankie había salido con unos amigos. Supongo que estarían haciendo ruido en la calle. Un vecino se quejó. Llegó la policía y les puso una multa por hacer una fogata. Al­guien había hecho una foto de gente alrededor de un fuego asando patatas y perritos calientes. A Frankie le gusta divertirse, pero no se salta las leyes. Ni siquiera conduce rápido. Solo se saltó una vez un semáforo en rojo porque nos habían atropellado al perro y queríamos llegar al veteri­nario cuanto antes.

—Así puesto, parece un ciudadano modelo.

A ___________, el sarcasmo le dio igual, pero aque­lla actitud de yo lo sé todo, la irritó.

—Era inocente. Tom —dijo preguntándose por qué estaban discutiendo por aquello—. Lo volvería a defender.

—¿Cómo?

—Sí, así que deja de juzgarlo.

—Vaya, esa sí que es buena. ¡Tú sí que pue­des juzgarlo, siempre para bien, y los demás, no! ¡Pero si la mitad de las veces te equivocas juz­gando a la gente!

Ya estaban discutiendo acaloradamente.

—Siento haberte estropeado la noche. Tom, pero creí que era mejor que supieras todo sobre mi pasado. El senador lo ha dicho muy claro, ¿no? ¡Deberías darme las gracias por advertirte de algo que podría dar al traste con tu reputación y con tus aspiraciones!

     —Puede que no fuera a mí a quien se lo tu­vieras que decir.

—¿A qué te refieres?

—¿Por qué no le has dicho a ese parangón de virtudes que es padre? ¿Hay algo más, ___________?

—¿Ahora cuestionas mis motivos para no de­cirle que tiene una hija? —le espetó ___________ abrien­do la puerta del coche.

—Tú lo has dicho.

—Espero que seas muy feliz cuando te nom­bren juez del Supremo.

—¿Dónde vas?

—A seguir con mi vida, lo que debía haber hecho hace un mes. Un último consejo: tira la camisa hawaiana a la basura. Te queda mucho mejor el traje. Ah y, por cierto, estoy enamorada de ti. Tienes razón. Se me da fatal juzgar a la gente.

Entró en casa llorando. Tom se quedó senta­do al volante, a oscuras y preguntándose qué ha­bía ocurrido. Era ___________ la que no le había conta­do la verdad y, sin embargo, se sentía como si hubiera sido él quien hubiera cometido un terri­ble delito.
 
 
—El jurado está entrando, juez. ¿Señoría? ¿Juez Kaulitz?
Tom giró la cabeza.
—Oigo perfectamente—dijo.
Norma, la alegre bedel, se mordió la lengua y contó hasta diez.
—Me alegro. ¿Quiere continuar a pesar de que las luces están fallando?
:—Esperaremos unos minutos, hasta que se estabilice la potencia. Si no, hay ventanas. No podemos dejar que un apagón se interponga en el camino de la justicia —gruñó.
Últimamente estaba de lo más gruñón, sí, ¿y qué?
Habían pasado dos días desde el maldito epi­sodio con ___________. La había llamado, pero no ha­bía conseguido hablar con ella. Tampoco sabía qué le habría dicho si le hubiera devuelto las lla­madas.
Tenía motivos para estar de mal humor. No había dormido y se encontraba en una gran en­crucijada. El camino que llevaba a ___________ a Alisha estaba bloqueado por un muro de ladrillo. Tom sabía que era de ladrillo porque se había dado varias veces contra él. El otro, no tenía nin­gún obstáculo. Si elegía ese, llegar al Supremo sería coser y cantar. El único problema era que era una camino muy estrecho y solo podía ir él. Solo. Aquella palabra le dolía terriblemente.
Miró a su alrededor. Norma estaba hablando con Albert Redhawk y su primo Bram con el abogado del demandante. Había que seleccio­nar a los miembros del jurado. Era una tarea importante.
Era su trabajo vigilar para que se hiciera bien. Le gustaba su trabajo. Le gustaba lo que hacía. Claro que tenía aspiraciones, pero ¿pasaría algo si no se cumplían? Le había estado dando mu­chas vueltas. ¿Su vida perdería sentido? ¿Qué era lo que daba sentido a la vida?
Volvió la luz y, de repente, lo vio claro.
Tuvo que esperar cerca de otras dos horas para poder hacer lo que debía hacer. No podía irse de los juzgados de repente. Tenía unos debe­res que cumplir, así que entrevistó a los jurados potenciales. Aceptó a algunos y rechazó a otros. Se hizo la selección, se fijó la fecha del juicio y se les remarcó a los miembros del jurado que de­bían estar allí al día siguiente a las ocho en pun­to.
Tom salió corriendo de la sala y estaba lle­gando al coche cuando a su toga todavía no le había dado tiempo de tocar el suelo de su despa­cho.
Las leyes eran importantes, pero ahora llega­ba lo más importante.
CHICAS... aquí el penúltimo capi *-* ... si puedo mañana les subo el otro.. y después el epilogo.... la verdad gracias por darme fuerzas por mi abuelito.. pero ya solo queda esperar que se vaya de este mundo.. pero estoy bien de animo... =)
Espero les guste el capi
Las Quiero
Bye =)
 

lunes, 8 de julio de 2013

Capitulo 16


____________ bajó al salón justo cuando Tom entraba por la puerta.

—Guau, estás estupenda, ___________ —dijo Clara cerrando el libro que estaba estudiando.

—Me ha quitado las palabras de la boca — apuntó él, que también estaba impresionante.

___________ le entregó a Alisha a Clara, le dio unas cuentas instrucciones de última hora y se despi­dió de su hija.

—Para que lo sepas, no parece que tengas una hija —le dijo Tom al abrirle la puerta del coche.

—Oh. Tom.

—Cuando dices mi nombre así, se me viene a la cabeza cierta fantasía. ¿Quieres que te la cuente?

—¿Tengo opción? —dijo ella derritiéndose. Tom se rió y ___________ pensó que últimamente se reía mucho. Todo iba a ir bien.

Tom se puso al volante y no volvió a decir nada de su fantasía, pero le habló de su padre.

—Te tengo que dar un recado de parte de mi padre. Si no te lo digo ahora, luego, no voy a po­der.

___________ sabía por qué lo decía. Lo sabía muy bien.

—Mis padres se han ido a Oklahoma a hablar con nuestros primos. Ellos tienen un rancho allí en el que llevan años recogiendo a niños huérfa­nos y madres solteras. Van a dar una fiesta cuan­do vuelvan y quieren que vayas.        

—¿Están preparando la fiesta desde Califor­nia?

—Bueno, es que a los Kaulitz se nos da mejor avanzar y cercar que retiramos.

___________ no tenía ni idea de lo que le había que­rido decir con aquello. Lo miró. ¿Cómo había podido pensar no hacía tanto tiempo que aquel hombre era duro? Si tenía una cara de lo más agradable y una boca hecha para sonreír...

—Toda la familia está encantada con tu idea.

—Me alegro —contestó ___________ nerviosa.

—Con diez millones tampoco es que se pue­da hacer nada a gran escala, pero mis padres han tenido un par de buenas ideas.

—¿Se hablan?

—Gracias a ti, sí. Si no fuera conduciendo, te daría un beso.

Si no fuera conduciendo, ___________ lo amordaza­ría para poder decirle lo que tenía que decirle.

 

Llegaron al restaurante un poco antes de lo previsto. Roberto's era un sitio rústico que esta­ba de moda. Estaba emplazado en un edificio antiguo y tenía una gran chimenea en el come­dor.

Una camarera les dijo que les estaban prepa­rando la mesa y que se podían sentar en los sofás de estilo Victoriano a esperar.

Estaban a punto de hacerlo cuando un hom­bre mayor con su esposa se dirigió a Tom.

—Me alegro de verle, senador Fitzgerald.

Tom hizo las presentaciones oportunas. ___________ había oído hablar de aquel hombre, pero no lo conocía en persona. Hadley Fitzgerald era un hombre de mirada dura que daba la mano con fuerza. Su mujer, Beatrice, era alta y tenía los ojos grises. Ambos sonreían con amabilidad.

—¿Se ha celebrado ya el juicio del hombre que prendió fuego a los juzgados? —preguntó el senador.

—Todavía, no —contestó Tom.

—Vaya —le dijo Beatrice a ___________ —. Ya están hablando de lo suyo.

___________ sonrió, pero la verdad era que le interesaba el tema.

—Lo peor no es que incendiara los juzgados —estaba diciendo Tom— sino que atacó a mi hermana Sky y a mi prima Willow. Dado el pa­rentesco, no me parece bien hacerme yo cargo del caso, así que...

—Te has retirado del caso y has pedido que se encargue otro juez —dijo el senador. ___________ se llenó de orgullo.

—Me parece una opción muy acertada. Sigue así y ese puesto en el Supremo será tuyo.

—Algún día, quizás.

—Por lo que he oído, lo tienes asegurado. Te lo has ganado. Si hubieras tenido trapos sucios que ocultar, ya habrían salido. Si quieres el pues­to, lo único que tienes que hacer es seguir así. Limpio.

—No me he apartado del caso porque quisie­ra hacer méritos para el Supremo, senador —le advirtió Tom.

Hadley Fitzgerald le dio una palmada en el hombro.

—Otra razón por la que eres perfecto para el puesto —dijo el senador mirando a ___________—. Hay hombres que tienen objetivos. Tom Kaulitz tiene aspiraciones.

___________ sintió que se le helaba la sonrisa en los labios.

En ese momento, llegó la camarera.

—¿Juez Kaulitz? Su mesa está lista.

De repente, ___________ empezó a no tenerlas todas consigo. Tom y ella se despidieron del senador y de su mujer y siguieron a la camarera.

—¿Ser juez del Supremo es la aspiración de tu vida Tom? —le preguntó con la carta abierta.

—Hadley exagera un poco.

Tom se había dado cuenta de que ___________ esta­ba nerviosa. Hadley y Beatrice Fitzgeraid ponían nerviosa a mucha gente.

—Entonces, ¿no te hundirías si tu carrera fue­ra por otros derroteros?

Tom no quería hablar de trabajo, quería que ___________ se tranquilizara y se sintiera a gusto. No había reservado en aquel restaurante para ver a personas influyentes sino porque el ambiente era sencillo y romántico. Había decidido llevarla allí porque se había dado cuenta de que nunca habían tenido una cita de verdad. Una mujer como ___________ se merecía que la trataran como a una rei­na. La había llevado a Roberto's porque nunca se había imaginado sintiendo por una mujer lo que sentía por ella.

—No me has contestado.

Tom la miró a los ojos. Tenía razón. Había muchas cosas que quería decirle y no le había dicho. No sabía por dónde empezar.

—¿Sabes qué, ___________?

 Ella negó con la cabeza.

—Tengo un par de amigos. Uno o dos. Tengo a mis hermanos, a mi hermana y a mis padres. Ten­go usos objetivos. Puede que alguno sea una aspi­ración, sí. Creo, bueno, más bien estoy seguro de que puedo mejorar el mundo. Me encanta Los Ángeles. Me encanta haberme criado aquí. Me encanta el derecho. No por el poder que te puede dar sino porque me gusta hacer que se cumplan las leyes.

—Porque te gusta proteger a las personas ino­centes.

—Sí. De repente, me encuentro en un precipi­cio que me lleva a lo que siempre he soñado. Todo está a punto de hacerse realidad.

Todo lo que deseaba y necesitaba. ___________, su hija, el puesto para el que tanto había trabajado. Lo tenía todo al alcance de la mano.

—Supongo que te imaginarás lo que te voy a decir —sonrió—. Las mujeres tenéis un sexto sentido, es verdad.

___________ se puso a juguetear con un mechón de pelo. Se iba a desmayar de un momento a otro. Estaba segura de que Tom le iba a decir que la quería, pero antes tenía que terminar de contarle su verdad.

—El senador te ha dicho algo que me ha he­cho pensar.

—¿Qué?

—Lo ha dicho antes y después de haber men­cionado el puesto en el Supremo. Te ha hablado de trapos sucios.

—Es solo una frase hecha —contestó Tom mirándola a los ojos.

___________ se mordió el labio inferior.

—Yo tengo uno —murmuró.

—¿Un qué?

—Un trapo sucio. Se trata de algo que podría hacerte daño, incluso hacer que no llegaras a cumplir tus aspiraciones.

—Imposible. Serías capaz de darle hasta tu último centavo a alguien que lo necesitara.

—Sí, pero...

—Venga, ___________. ¡Qué mal se te da mentir!

—¿Y las mentiras por omisión? —musitó.

—¿Qué pasa con ellas? —dijo Tom. ___________ se echó hacia delante.

—Llevo una semana queriendo contarte una cosa de Frank.

—¿De qué se trata?

—Y de Alisha.

Tom también se echó hacia delante.

—Creí que me habías dicho que no tenían ningún contacto.

—Así es.

—No entiendo nada.

___________ había ensayado aquello un millón de veces, pero no por ello le resultó fácil.

—No sabe que existe, Tom —confesó mirán­dolo fijamente.

Tom entornó los ojos. Puso la misma expre­sión que durante los juicios.

—¿No sabe que ha nacido?

—No, no sabe que existe. Nunca le dije que estaba embarazada —contestó ___________—. Al prin­cipio, no se lo dije a nadie. No me lo podía creer ni yo. Después de mucho pensar, decidí que de­bía contárselo. Para entonces, estaba de tres me­ses. Lo llamé, pero no estaba y le dejé un mensa­je en el contestador diciéndole que me llamara. Nunca lo hizo. Esperé otro mes y volví a inten­tarlo. Contestó una mujer. Por los ruiditos que se oían por detrás, debían de estar celebrando una fiesta muy íntima. Aquello me puso mala.

Tom se relajó y ___________ comenzó a sentirse mejor.

—Le dije que no molestara a Frankie y col­gué. Cuanto más lo pensaba, más motivos en­contraba para no decírselo. Me había dicho mu­chas veces que no quería tener hijos. Nunca. Así que pensé que sería mejor que tuviera a la niña yo sola.

Tom alargó la mano y le acarició el brazo.

—Desde el punto de visto moral, no te repro­cho nada, ___________, pero desde el legal sabes que no solo tiene derecho a saber de su existencia... También tiene una serie de responsabilidades con Alisha.

—Lo sé.

Tom se relajó por completo.

—Tienes que decírselo. No veo cómo va a afectar eso a mis aspiraciones en el Supremo...

—Hay más —lo interrumpió ___________ retirando la mano. 

—Si me vas a decir que te han detenido por robo o algo así, no me lo creo.

—No, a mí no, pero a mi marido, sí.

Apareció el camarero como salido de una lámpara mágica.

—¿Saben lo que van a pedir?

___________ deseó que fuera un genio de verdad y pudiera pedirle tres deseos.

—Lo siento, pero me temo que no me en­cuentro bien. Me parece que me voy a ir a casa.
 
Chicas.. aquí con un nuevo capi.. y bueno no les pude subir antes... como les había comentado antes... mi abuelo esta en el hospital.. y estuve todo el fin de semana con el ... asi que no me dio tiempo de subir..
Espero les guste el capi..
Las Quiero
Bye =)

jueves, 4 de julio de 2013

Capitulo 15


Tom tomó aire y lo soltó poco a poco. A pe­sar de todo lo que le había contado, el deseo se­guía ahí. Nunca había deseado tanto a una mujer. La miró. Hablaba en susurros. Se le habían esca­pado varios mechones de pelo de la pinza. Lle­vaba los pantalones y la camisa arrugados.

Estaba preciosa.

Siempre había oído a las mujeres que acaba­ban de dar a luz quejarse de lo mucho que les costaba recuperar la figura. ___________ estaba perfec­ta.

—Sí, está aquí —la oyó decir. ___________ le pasó el auricular.

—¿Sí?

—Espero no haber interrumpido nada.

-¿Sky? ¿Pasa algo?

-No.

—¿Entonces qué... por qué... de dónde has sacado este número?

—Me lo ha dado Billy. Tom, no grites.

Tom se puso en pie y se fue al otro lado de la habitación.

—¿Y cómo es que lo tiene Billy?

—¿Por el botón de rellamada, quizás? Me dijo que estabas de un humor fantástico, pero a mí no me lo parece.

Tom se pasó los dedos por el pelo y pensó que eso había sido porque Billy les había inte­rrumpido justo antes de darse un beso maravillo­so que podría haber sido el principio de algo más.

—¿Has hablado con Billy?

—Sí y me parece una idea fantástica —con­testó su hermana emocionada—. Espera un mo­mento. Tengo a Jesse por la otra línea. Quiero que se lo cuentes todo.

Tom aceptó lo inevitable y estuvo hablando diez minutos con sus hermanos. Jesse era policía nacional en Washington DC. Su boda con Samantha Cosgove era la que había terminado en secuestro las Navidades anteriores. Al final, todo se había solucionado y, por su voz, vio que esta­ba encantado. También Sky estaba feliz. Los dos estaban así por cuestiones del corazón. Imaginó que él también estaría así algún día.

Ahora, lo único que quería era un beso. Tras otros diez minutos, consiguió despedirse de sus hermanos. Colgó y fue hacia ___________, pero se paró en seco.

Se había quedado profundamente dormida.

 

___________ sintió que tenía una colcha encima. De­bía de estar soñando. En el sueño, había oído una puerta que se abría y se cerraba. Se había desper­tado al oír el motor de un coche. Al ver las luces, comprendió lo que había pasado, se quitó la col­cha de encima y salió corriendo hacia la ventana.

Solo vio las luces traseras del coche de Tom que se alejaba.

Se había ido.

¿Cómo podía haberse quedado dormida?

Antes de tener a Alisha, no se quedaba dor­mida tan fácilmente. Según los expertos de los libros, era normal por la falta de sueño. A ella le parecía terrible.

Al apartarse de la ventana, vio una nota sobre la mesa y se apresuró a leerla.

Cena conmigo en Roberto's

Te recojo a las siete.

Elige el día. El que mejor te venga.

Llámame.

Tom.

Sonrió y fue a ver qué tal estaba la niña. Esta­ba dormida. Le acarició la frente.

—Tom se ha ido y mami no ha podido decir­te que hay una buena razón para que tu padre no te haga ni caso.

Alisha hizo un ruidito adorable y ___________ se secó una lágrima que le caía por la mejilla. Tomó aire y volvió a leer la nota de Tom.

Se metió en la cama y se quedó mirando el techo.

—Frank DeMarco no sabe que tiene una hija —concluyó.
 
 
___________ se miró al espejo. Tom estaba a punto de llegar.
Era viernes e iban a ir a cenar a Roberto's. Ha­bía elegido aquel día porque era el único que Cla­ra Jones podía cuidar de Alisha. No había sido porque no quisiera contarle su secreto a Tom.
Le costaba creer que la niña ya tuviera un mes. Más le costaba creer que se hubiera enamo­rado en tan poco tiempo.
Se había puesto un vestido negro que no le quedaba mal para haber dado a luz hacía tan poco tiempo y se había dejado el pelo suelto.
Miró el reloj. Tom debía de estar a punto de llegar. No tenía mucho tiempo. Se puso rímel en las pestañas, colorete y pintalabios. El biberón de Alisha ya estaba preparado y le había dejado a Clara su móvil, el teléfono del pediatra y el del restaurante.                                                                                                                Nunca había ido a aquel local, pero le habían hablado de él.
—Ya te llevaré cuando seas mayor —le dijo a su hija.
Se puso los zapatos negros y agarró a la niña en brazos.
—Desea suerte a mamá.
Alisha miró a su madre y sonrió por primera vez en su vida. ___________ sintió que se le salía el co­razón del pecho.
—Pórtate bien con Clara, ¿eh?
___________ se sentía mejor y pensó que, tal vez, la noche no estuviera abocada al fracaso.
Claro que no. Tom era un buen hombre. Un hombre justo. El hecho de que fuera juez no quería decir que juzgara a la gente fuera de los juzgados. Además, creía en ella. Se lo había di­cho,
Todavía no era demasiado tarde para contarle toda la verdad. Seguro que la entendía.
Ojalá.
 
CHICAS... lo prometido es deuda.. les subo un capi.. no se si mañana pueda.. ya que me informaron que mi abuelito esta mal =( .. asi que no creo que tenga tiempo..
Espero les guste el capi..
Y gracias a las que comentan.. sobre todo a Jenni y Virgi ^^
 
Las Quiero
Bye =)