No
pudo decirle nada la siguiente hora porque Tom se la pasó hablando por
teléfono con su hermano. Eran las diez de la noche, así que ___________ metió a
la niña en la cuna y cerró la puerta de su habitación. Tenía que hablar con Tom
y tenía que hacerlo con la cabeza despejada, así que no debía dejarle que la
volviera a besar.
Se
preguntó si Tom querría volver a besarla. Bueno, lo cierto era que no debía
dejarlo.
Cuando
entró en el salón, él seguía hablando por teléfono. Le hizo una señal con los
ojos como diciendo que quería colgar y no podía. ___________ sonrió y se sentó
en el sofá.
Aunque
era difícil entender toda la conversación oyendo solo una parte, parecía que
al hermano de Tom le había gustado su idea.
Al
ver que la cosa iba para largo, ___________ agarró el mando del televisor.
—Bueno,
la verdad es que la idea no ha sido mía —dijo Tom mirándola.
Algo
maravilloso pasó entre ellos. ___________ creyó que se le había olvidado
respirar. Tuvo que recordarse también que tenía que hablar con él. Antes de que
la besara, claro.
Por
fin. Tom colgó.
—Era
Bill. Me ha dicho que te dé un beso de su parte.
___________
tragó saliva.
—Tom
—dijo levantando una mano. Él se la tomó entre las suyas.
—No te
preocupes. Te lo voy a dar de la mía.
Oh, oh.
Se
acercó a ella peligrosamente y se miraron a los ojos.
___________
oyó aquel gemidito que hacía Tom con la garganta. ¿O habría sido ella?
La iba
a besar. Se suponía que iba a decirle que no.
Sus
labios estaban a pocos milímetros. ___________ sintió que se le aceleraba el
corazón. Abrió la boca y suspiró. En el último momento, se echó atrás.
—Espera,
Tom. Tenemos que hablar—dijo poniéndole una mano en el pecho.
La luz
del televisor caía sobre la alfombra como si fueran rayos de luna. El salón estaba
en silencio. Había sombras aquí y allá, en los rincones y bajo las mesas. Los
ojos de Tom también deberían haber estado en sombra, pero de ellos emanaba una
luz cegadora de energía. ___________ seguía teniendo la mano sobre su pecho.
Sentía su piel cálida bajo la camisa, sus músculos y el latir desbocado de su
corazón.
—Tenemos
que hablar —repitió en tono más convincente— y como, cuando me besas, no puedo
ni pensar, me tienes que prometer que no lo vas a hacer. Me refiero a besarme.
Tom
se quedó mirándola pensativo unos segundos.
—Muy
bien. No te besaré. Hasta que tú no quieras —contestó algo reacio—. ¿Sobre qué
quieres que hablemos?
—Sobre
mi ex marido.
—Te escucho.
Sí, la
escuchaba y la tocaba. Tenía la mano sobre su rodilla y ___________ sentía un
agradable calorcito.
—Se
llama Frank DeMarco. Es agente inmobiliario en Tulsa —contestó pensando que,
la última vez que lo había visto, estaba buscando trabajo.
—¿Sueles
hablar con él? —preguntó Tom subiendo unos milímetros la mano. La imaginación
de ___________ se estaba empezando a disparar.
—No
—contestó con una voz que no le pareció la suya.
No
había vuelto a hablar con Frankie desde que firmaron los papeles del divorcio.
Le agarró la mano por si se le ocurría seguir subiendo hacia territorios más
peligrosos.
—¿Alisha
se parece a él?
—No.
Bueno, puede que cuando se pone a berrear en mitad de la noche. No, en serio,
no se parece en nada.
Tom
esbozó una sonrisa.
___________
lo miró a los ojos y estuvo a punto de perderse en ellos, pero se recordó que
tenía que seguir hablando.
—Nos
conocimos en la universidad, en Illinois. Coincidíamos solo en una clase y yo
no tenía ninguna intención de tener nada con él. Sabía que le gustaba, pero a
Frankie le gustaban todas. Un día se acercó a mí para pedirme que le diera
clases de derecho mercantil.
—No es
muy listo, ¿no?
—Es inteligente
con sus cosas —contestó ___________.
Suponía
que había sido lo suficientemente inteligente como para hacerle el lío a ella,
una pobre chica de pueblo cuya mayor aventura había sido escaparse a un
concierto.
—Supongo
que te casaste con él porque estabas enamorada.
—Era
muy joven. Ya sé que es una excusa como otra cualquiera. Creo que, al
principio, me quería de verdad.
Tom
estaba sentado muy tieso, mirándola.
—Te
hizo sufrir —dijo por fin.
Sí,
pero no era eso de lo que ___________ quería hablar. Estaba a punto de
revelarle su gran secreto y no sabía por dónde empezar.
—Frankie
DeMarco siempre fue y supongo que seguirá siendo el alma de la fiesta. Tiene
una sonrisa arrebatadora, no exagero, y la risa más contagiosa del mundo.
Entonces, todavía creía en cuentos de hadas. Nos casamos en cuanto terminamos
la universidad. Poco después, descubrí que no era precisamente mi príncipe
azul.
—¿Te
pegaba?
—No.
—¿Bebía?
—No
mucho.
—¿Entonces?
—Me
engañaba —confesó. Todavía le costaba decirlo.
—Por
eso te divorciaste.
Así
dicho, sonaba muy fácil, pero no lo había sido. Aunque sí, aquel había sido el
motivo. Se lo había perdonado la primera vez, pero, cuando volvió a ocurrir, se
dio cuenta de que Frankie no iba a cambiar. Entonces, estaba en la escuela de
prácticas jurídicas y ese, según Frankie, era el problema. Se aburría sin ella.
Al final, ___________ se había dado cuenta de que lo intimidaba. Frankie
necesitaba una mujer más débil, que lo admirara hiciera lo que hiciera. Ella no
era esa mujer. Gracias a Dios. Frankie se fue a Tulsa y un tiempo después
llegaron los papeles del divorcio.
—Tenía
que elegir entre divorciarme o tener un matrimonio «abierto». Lo siento, pero
no soy así de abierta.
—No
te merecías eso.
___________
se tomó aquello como un cumplido. Se dio cuenta de que Tom la entendía. El juez
duro y serio del condado la entendía.
Solo
había una lámpara encendida en un rincón. La casa estaba en silencio.
Romántica. Tonterías, había chupetes y biberones por todas partes. No era la
casa lo que estaba romántico sino Tom. Era lo que ___________ sentía por él y
cómo la hacía sentir.
Jactaba mirando otra vez su boca. ___________ sabía que quería
besarla. Pero quería más. Ella, también quería. Sabía que no iba a besarla
porque se lo había prometido y era un hombre de palabra. Aunque había
intentado negar lo evidente, lo cierto era que se estaba enamorando de él.
Pero todavía no había terminado.
—En
cuanto a Alisha...
—¿Lleva
el apellido de él?
___________
negó con la cabeza.
—Para
cuando nació, ya estábamos divorciados —confesó. No estaba orgullosa de
haberse acostado con su ex marido, pero así había sido. Habían concebido a
Alisha el mismo día que firmaron los papeles. ___________ se sentía sola y él
se mostró tan divertido y amable como siempre. No sabía si había sido por
recordar los viejos tiempos o había sido un error. Fuera como fuese, el
resultado había sido lo más precioso que había en su vida.
Alisha.
—Me
alegro de que la llamaras Alisha Simone Madison.
___________
alargó la mano y le acarició la cara. Estaban a pocos milímetros de nuevo.
—Tom,
no es lo que crees. Le puse mi apellido en lugar del de Frankie porque...
En ese
momento sonó el teléfono.
Ambos
dieron un respingo.
Al
segundo timbrazo, ambos miraron con desprecio al aparato. ___________ se
levantó para responder.
—Déjalo
sonar —dijo Tom.
—No
puedo. Nadie me llama a las diez de la noche si no es importante. Supongo que
será una urgencia. A lo mejor, es mi padre. Iba al médico esta semana —contestó
___________ descolgando—. ¿Sí?
Tom
se echó hacia atrás en el sofá. ___________ parecía más confusa que
preocupada.
Chicas.. aquí un nuevo capi.. no se si me quedan dos o un capi mas.. pero tratare de subirlo mañana... espero les guste...
Las Quiero
Bye =)
hello!! xD Bueno quisiera saber cual es ese secreto del que ella le oculta y le quiere decir a Tom ... espero ´pronto leerlo .. bueno cuidate y que estes bien y que mal que ya la vayas a terminar u.u adios y cuidate
ResponderEliminarnooo ¿que? ahhhmaldito telefono >.<
ResponderEliminarporque la dejas asi ya me habia picado :(
y puff acaba. waaa -.-' en fin esta genial :3
espero el proximo capi
bye cuidate :D
noo tenia que sonar justo cuando (tn) iba a conatr algo importante ¬¬
ResponderEliminar.. siguelaaa esta hermosaa.. sii si sube mañana
cuidate bye :D