miércoles, 3 de julio de 2013

Capitulo 14 ^^


No pudo decirle nada la siguiente hora por­que Tom se la pasó hablando por teléfono con su hermano. Eran las diez de la noche, así que ___________ metió a la niña en la cuna y cerró la puerta de su habitación. Tenía que hablar con Tom y tenía que hacerlo con la cabeza despejada, así que no debía dejarle que la volviera a besar.

Se preguntó si Tom querría volver a besarla. Bueno, lo cierto era que no debía dejarlo.

Cuando entró en el salón, él seguía hablando por teléfono. Le hizo una señal con los ojos como diciendo que quería colgar y no podía. ___________ sonrió y se sentó en el sofá.

Aunque era difícil entender toda la conversa­ción oyendo solo una parte, parecía que al her­mano de Tom le había gustado su idea.

Al ver que la cosa iba para largo, ___________ aga­rró el mando del televisor.

—Bueno, la verdad es que la idea no ha sido mía —dijo Tom mirándola.

Algo maravilloso pasó entre ellos. ___________ cre­yó que se le había olvidado respirar. Tuvo que recordarse también que tenía que hablar con él. Antes de que la besara, claro.

Por fin. Tom colgó.

—Era Bill. Me ha dicho que te dé un beso de su parte.

___________ tragó saliva.

—Tom —dijo levantando una mano. Él se la tomó entre las suyas.

—No te preocupes. Te lo voy a dar de la mía.

Oh, oh.

Se acercó a ella peligrosamente y se miraron a los ojos.

___________ oyó aquel gemidito que hacía Tom con la garganta. ¿O habría sido ella?

La iba a besar. Se suponía que iba a decirle que no.

Sus labios estaban a pocos milímetros. ___________ sintió que se le aceleraba el corazón. Abrió la boca y suspiró. En el último momento, se echó atrás.

—Espera, Tom. Tenemos que hablar—dijo poniéndole una mano en el pecho.

La luz del televisor caía sobre la alfombra como si fueran rayos de luna. El salón es­taba en silencio. Había sombras aquí y allá, en los rincones y bajo las mesas. Los ojos de Tom también deberían haber estado en sombra, pero de ellos emanaba una luz cegado­ra de energía. ___________ seguía teniendo la mano sobre su pecho. Sentía su piel cálida bajo la ca­misa, sus músculos y el latir desbocado de su corazón.

—Tenemos que hablar —repitió en tono más convincente— y como, cuando me besas, no puedo ni pensar, me tienes que prometer que no lo vas a hacer. Me refiero a besarme.

Tom se quedó mirándola pensativo unos se­gundos.

—Muy bien. No te besaré. Hasta que tú no quieras —contestó algo reacio—. ¿Sobre qué quie­res que hablemos?

—Sobre mi ex marido.

 —Te escucho.

Sí, la escuchaba y la tocaba. Tenía la mano sobre su rodilla y ___________ sentía un agradable calorcito.

—Se llama Frank DeMarco. Es agente inmobi­liario en Tulsa —contestó pensando que, la última vez que lo había visto, estaba buscando trabajo.

—¿Sueles hablar con él? —preguntó Tom subiendo unos milímetros la mano. La imagina­ción de ___________ se estaba empezando a disparar.

—No —contestó con una voz que no le pare­ció la suya.

No había vuelto a hablar con Frankie desde que firmaron los papeles del divorcio. Le agarró la mano por si se le ocurría seguir subiendo ha­cia territorios más peligrosos.

—¿Alisha se parece a él?

—No. Bueno, puede que cuando se pone a berrear en mitad de la noche. No, en serio, no se parece en nada.

Tom esbozó una sonrisa.

___________ lo miró a los ojos y estuvo a punto de perderse en ellos, pero se recordó que tenía que seguir hablando.

—Nos conocimos en la universidad, en Illinois. Coincidíamos solo en una clase y yo no te­nía ninguna intención de tener nada con él. Sa­bía que le gustaba, pero a Frankie le gustaban todas. Un día se acercó a mí para pedirme que le diera clases de derecho mercantil.

—No es muy listo, ¿no?

—Es inteligente con sus cosas —contestó ___________.

Suponía que había sido lo suficientemente in­teligente como para hacerle el lío a ella, una po­bre chica de pueblo cuya mayor aventura había sido escaparse a un concierto.

—Supongo que te casaste con él porque esta­bas enamorada.

—Era muy joven. Ya sé que es una excusa como otra cualquiera. Creo que, al principio, me quería de verdad.

Tom estaba sentado muy tieso, mirándola.

—Te hizo sufrir —dijo por fin.

Sí, pero no era eso de lo que ___________ quería ha­blar. Estaba a punto de revelarle su gran secreto y no sabía por dónde empezar.

—Frankie DeMarco siempre fue y supongo que seguirá siendo el alma de la fiesta. Tiene una sonrisa arrebatadora, no exagero, y la risa más contagiosa del mundo. Entonces, todavía creía en cuentos de hadas. Nos casamos en cuanto ter­minamos la universidad. Poco después, descubrí que no era precisamente mi príncipe azul.

—¿Te pegaba?

—No.

—¿Bebía?

—No mucho.

—¿Entonces?

—Me engañaba —confesó. Todavía le costa­ba decirlo.

—Por eso te divorciaste.

Así dicho, sonaba muy fácil, pero no lo había sido. Aunque sí, aquel había sido el motivo. Se lo había perdonado la primera vez, pero, cuando volvió a ocurrir, se dio cuenta de que Frankie no iba a cambiar. Entonces, estaba en la escuela de prácticas jurídicas y ese, según Frankie, era el problema. Se aburría sin ella. Al final, ___________ se había dado cuenta de que lo intimidaba. Frankie necesitaba una mujer más débil, que lo admirara hiciera lo que hiciera. Ella no era esa mujer. Gracias a Dios. Frankie se fue a Tulsa y un tiem­po después llegaron los papeles del divorcio.

—Tenía que elegir entre divorciarme o tener un matrimonio «abierto». Lo siento, pero no soy así de abierta.

—No te merecías eso.

___________ se tomó aquello como un cumplido. Se dio cuenta de que Tom la entendía. El juez duro y serio del condado la entendía.

Solo había una lámpara encendida en un rin­cón. La casa estaba en silencio. Romántica. Ton­terías, había chupetes y biberones por todas partes. No era la casa lo que estaba romántico sino Tom. Era lo que ___________ sentía por él y cómo la hacía sentir.

Jactaba mirando otra vez su boca. ___________ sabía que quería besarla. Pero quería más. Ella, también quería. Sabía que no iba a besarla porque se lo ha­bía prometido y era un hombre de palabra. Aun­que había intentado negar lo evidente, lo cierto era que se estaba enamorando de él.

Pero todavía no había terminado.

—En cuanto a Alisha...

—¿Lleva el apellido de él?

___________ negó con la cabeza.

—Para cuando nació, ya estábamos divorcia­dos —confesó. No estaba orgullosa de haberse acostado con su ex marido, pero así había sido. Habían concebido a Alisha el mismo día que fir­maron los papeles. ___________ se sentía sola y él se mostró tan divertido y amable como siempre. No sabía si había sido por recordar los viejos tiem­pos o había sido un error. Fuera como fuese, el resultado había sido lo más precioso que había en su vida.

Alisha.

—Me alegro de que la llamaras Alisha Simone Madison.

___________ alargó la mano y le acarició la cara. Es­taban a pocos milímetros de nuevo.

—Tom, no es lo que crees. Le puse mi apelli­do en lugar del de Frankie porque...

En ese momento sonó el teléfono.

Ambos dieron un respingo.

Al segundo timbrazo, ambos miraron con desprecio al aparato. ___________ se levantó para res­ponder.

—Déjalo sonar —dijo Tom.

—No puedo. Nadie me llama a las diez de la noche si no es importante. Supongo que será una urgencia. A lo mejor, es mi padre. Iba al médico esta semana —contestó ___________ descolgando—. ¿Sí?

Tom se echó hacia atrás en el sofá. ___________ pa­recía más confusa que preocupada.
 
Chicas.. aquí un nuevo capi.. no se si me quedan dos o un capi mas.. pero tratare de subirlo mañana... espero les guste...
Las Quiero
Bye =)

3 comentarios:

  1. hello!! xD Bueno quisiera saber cual es ese secreto del que ella le oculta y le quiere decir a Tom ... espero ´pronto leerlo .. bueno cuidate y que estes bien y que mal que ya la vayas a terminar u.u adios y cuidate

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  2. nooo ¿que? ahhhmaldito telefono >.<
    porque la dejas asi ya me habia picado :(
    y puff acaba. waaa -.-' en fin esta genial :3
    espero el proximo capi
    bye cuidate :D

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  3. noo tenia que sonar justo cuando (tn) iba a conatr algo importante ¬¬
    .. siguelaaa esta hermosaa.. sii si sube mañana
    cuidate bye :D

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