jueves, 13 de junio de 2013

Capitulo 9


Tom abrió los ojos sin saber por qué se había despertado.

El teléfono volvió a sonar. Miró el reloj. Las tres de la madrugada. Un número desconocido. Alargó el brazo y descolgó.

-¿Sí?

-Siento molestarte.

Tom dio un respingo.

-¿___________?

-Sí.

—¿Qué te pasa?

—A mí, nada, pero necesito que me hagas un favor. .

 —Dime.

—Tengo que salir.

—¿A las tres de la madrugada?

—Sí, Mis padres se han vuelto a Chicago y no puedo llevarme a Alisha.

—¿Dónde vas?

___________ no contestó inmediatamente.

—A la cárcel.

—¿Qué? —exclamó.

—Tengo que ir a sacar a un cliente. No es lu­gar para una recién nacida. Como es viernes, mis dos amigas más íntimas han salido. No sabía a quién llamar y, como ahora somos amigos. ¿Te parece una faena terrible?

Eran amigos desde hacía menos de una sema­na y sí, le parecía una terrible faena. No por él sino por ella.

No le hacía ninguna gracia que tuviera que salir en mitad de la noche para hacerse cargo de un delincuente de pacotilla.

—En diez minutos estoy ahí —contestó co­menzando a vestirse.

Tardó nueve y medio. Se pasó todo el trayec­to intentando dilucidar qué le iba a decir para convencerla de que la cárcel tampoco era lugar para ella.

Era una noche sin luna ni estrellas y en aquella parte de la ciudad no había alumbrado eléctri­co. Bajó del coche y fue hacia el porche.

—Qué rapidez —dijo ella abriendo la puerta sin que le diera tiempo a llamar.

A pesar de la hora que era estaba radiante.

—___________, no me parece buena idea que vayas a la cárcel a estas horas.

—Sé lo que hago, Tom.

—Son las tres y cuarto de la madrugada. ¿No pueden esperar hasta las ocho? ¿Quién te ha to­cado esta vez? ¿Un camello? ¿Un conductor bo­rracho?

—¿Me vas a cuidar a Alisha o no?

—Te he dicho que sí, ¿no?

Punto y final. De momento. ___________ le dio unas cuantas instrucciones sobre biberones, leche, agua, pañales, el dejó el móvil anotado y el nú­mero del pediatra de la niña.

—¿Cuánto vas a tardar?

—Como mucho una hora —sonrió ella—. Le estaba dando de comer cuando llamaron de la cárcel, así que no debería volver a querer comer hasta dentro de dos horas. Te agradezco mucho esto. Tom y sé que te debo una explicación — dijo metiendo sus cosas en el bolso—. Técnica­mente, este hombre es cliente del señor Walker, pero como Cecil y su mujer no están en la ciu­dad, me lo han pasado a mí.

Tom sabía quién era Cecil Walker. No lo co­nocía personalmente, pero sabía, como todo el mundo, que llevaba ropa y gafas viejas no por descuido sino por falta de dinero porque aquel hombre aceptaba siempre los clientes que no podían pagar.

Tom no sabía por qué le dolía aquello, pero así fue.

Escuchó las últimas explicaciones de ___________ sobre cómo comprobar la temperatura de los bi­berones en la muñeca.

—¿Alguna pregunta?

—¿Hay alguna manera de convencerte para que no lo hagas?

Al ver la mirada de ___________, comprendió que no.

—En ese caso, buena suerte y, por Dios, ten cuidado.

—No te preocupes, no voy a tardar.

—De acuerdo.

___________ le dio un beso a la niña, se puso el abri­go, agarró el maletín y salió por la puerta. Tom oyó el motor y vio las luces alejarse.

Se preguntó qué iba a hacer hasta que volvie­ra. Encendió el televisor. Cuando el programa se estaba poniendo interesante, oyó los primeros lloros de Alisha. En pocos segundos, estaba llo­rando a pleno pulmón.

La tomó en brazos, pero nada. Se paseó arri­ba y abajo con ella, pero lo único que consiguió fue que le chillara en el oído.

___________ le había dicho que le acababa de dar de comer, así que no podía tener hambre. Tal vez se hubiera hecho pis. Hizo una mueca de disgusto al pensar qué más podía acompañar a ese pis. La puso sobre el sofá y le abrió el pañal. Completa­mente seco y limpio. Por desgracia, al quitárselo lo había dejado hecho unos zorros, así que no iba a tener más remedio que ponerle otro. Para cuando lo consiguió, la niña berreaba como una loca y él estaba sudando.

—La primera vez que te tuve en brazos, no llorabas así —le dijo acunándola de nuevo.

Alisha se calmó un poco. Cuanto más le ha­blaba y andaba, mejor.

—Buena chica —le dijo mirando el reloj.

¿Solo diez minutos? ¡Hacía solo diez minutos que ___________ se había ido!

Se dijo que no había motivos para sentir páni­co. Así se lo dijo también a Alisha. No era para tanto. Solo unos cincuenta minutos más.

Aquello de los bebés era mucho más difícil de lo que parecía.

 

 

___________ se estremeció de frío de regreso a casa. Estaba casi amaneciendo. Sacar al cliente de Cecil había llevado más tiempo del que había creído.

Supuso que Tom le iba a bombardear a pre­guntas en cuanto entrara por la puerta. No podía revelar información. Al fin y al cabo, él era el juez y el cliente tenía derecho a un juicio justo.

Bostezó y aceleró. Nada más llegar a casa, vio que las luces de la cocina y del salón estaban encendidas. No supo si interpretarlo como una mala señal.

La  niña era un cielo durante el día, pero no durante la noche.

Entró por  la puerta de atrás. Todo estaba en silencio. Fue de puntillas hacia el salón.

Había varios pañales por el suelo y el biberón del agua tirado sobre la mesa. Al acercarse al sofá, los vio a los dos durmiendo.

Tom estaba tumbado con el cuello en una postura que no parecía muy cómoda y las pier­nas dobladas porque no le cabían. Tenía las ma­nos sobre la espalda de Alisha, que dormía plá­cidamente sobre su pecho.

___________ sintió una oleada de cariño. Se acercó un poco más y apagó el televisor. Se inclinó so­bre el sofá e intentó agarrar a Alisha, pero no pudo. Comenzó a apartar cuidadosamente los dedos de Tom.

Lo miró y se encontró con sus ojos abiertos y recorriendo su cara, sus labios, su cuello y más abajo. Obviamente, le estaba gustando la vista.

Debería haberse incorporado, pero, de alguna manera, sus manos terminaron encontrándose.
 
 
SU mano era muy pequeña al lado de la de Tom.
—Voy a meter a Alisha en la cuna —susurro Tom quitó la mano que tenía sobre la niña, pero no la que tenía con la de ___________.
—¿Qué hora es?
—Las cuatro y media.
Sus ojos se encontraron.
—He tardado un poco más de lo que había previsto —le aclaró sintiendo que se derretía por dentro ante su mirada—. La niña te ha dado la noche,¿eh?
Tom sonrió y la acarició la muñeca por dentro.
 —¿Todas las noches son así?
—Últimamente, sí. ¿Cómo has conseguido dormirla?
— He llamado a mi madre —confesó.- ___________ sonrió.
—¿Y ha venido?
Tom negó con la cabeza.
—Me ha ido diciendo por teléfono lo que te­nía que hacer.
—Agradéceselo de mi parte.
Tom se encogió de hombros.
—Ha contestado desde la habitación de invi­tados, así que mis padres ya ni duermen juntos — le dijo sin saber muy bien por qué compartía aquello con ella.
—¿No le ha importado que la despertaras en mitad de la noche?
—No, si puede conocer a Alisha.
___________ sonrió.
—No hay problema.
—Se lo diré. ¿Son imaginaciones mías o Alisha llora más fuerte por las noches? —pre­guntó Tom incorporándose un poco.
___________ volvió a sonreír.
—Según los libros que he leído, es por la ansiedad que les crean las separaciones.
—¿Es grave?
___________ se encogió de hombros.
—Por lo visto es normal y no se puede hacer nada.
     —¿En serio?
___________ se volvió de encoger de hombros.
—Dicen que echan de menos estar dentro de la madre, donde se encuentran mucho más segu­ros.
—¿De verdad hay gente que se dedica a es­cribir esas cosas?
—No te lo puedes ni imaginar. Hay expertos para todo. He descubierto que, a veces, se equi­vocan. Por ejemplo, en el caso de Alisha, ¿por qué le iba a dar la ansiedad solamente por la noche?
—No creas todo lo que lees —le aconsejó Tom.
___________ se incorporó por fin y agarró a la niña. Alisha no dijo ni pío cuando la metió en la cuna. Tom no sabía si los expertos dirían que estaba agotada de tanto llorar, pero sí sabía lo que le es­taba pasando a él. Eso no necesitaba que se lo dijera ningún experto.
Se levantó rápidamente del sofá y miró a su alrededor. Lo había puesto todo perdido, así que comenzó a recoger.
—¿Tus padres tienen problemas matrimonia­les? —le preguntó ___________ al volver.
—Más o menos.
—¿Cuánto llevan casados?
Tom no quería hablar de sus padres, así que no contestó. Tenía algo mucho más divertido en mente.
   —¿Te da miedo que se divorcien? —insistió ___________.
—Mi madre prefiere matarlo. De divorciarse, nada. — murmuró Tom—. Sé de una que seguro que la defendería.
___________ se rió desde la otra punta de la habita­ción. Tom se preguntó cómo sería oír aquella risa en un contexto mucho más apasionado. ___________ lo miró de repente y lo pilló mirándola.
Tom se acercó a ella.
—Tom, no...
—¿Qué?
___________ tragó saliva.
—Dijimos que éramos amigos.
Tom asintió.
—Estaba dispuesta a ser tu amiga.
—¿Estabas?
___________ se mojó los labios.
—Estoy dispuesta a ser tu amiga.
—¿Sientes esta atracción por todos tus ami­gos?
—No —contestó ella—. ¿Y tú?
—Tampoco.
Tom sabía que debía irse antes de que ___________ le parara los pies.
—¿A qué hora te paso a recoger mañana? Bueno, más bien hoy. ¿A qué hora os recojo a ti y a la niña para ir a ver a mi madre? Has dicho que podías, ¿no?
—Sí, supongo que lo he dicho, pero...
   ___________ estaba alucinada.
—Duerme un poco. Ya quedaremos luego.
___________ no entendía nada. Tom se alegró de es­tar acostumbrado a ser un muro impenetrable en los juzgados. También le servía para su vida per­sonal.
Se fue convencido de que sentía por ___________ algo más que una simple amistad.
—¡Tom! ¿Pero es que no tienes teléfono? — dijo ___________ a las dos de la tarde.
Tom había aparecido sin avisar, como siem­pre.
—¿No me dijiste que tenía que ser más es­pontáneo? —dijo divertido.
—Si me hubieras llamado, te habría dicho que no estoy preparada. No podemos ir hoy a casa de tus padres.
Buena excusa para no verlo.
—No he venido por eso.
—¿Ah, no? ¿Entonces?
Buena pregunta. Tom la observó detenida­mente. Estaba pálida y con unas terribles ojeras. Lo había ideado de vuelta a casa a las cuatro y media de la madrugada.
—He pensado que te vendrían bien unas va­caciones.
—¿Cómo?
—El agotamiento te está dejando sorda.
___________ le sacó la lengua.
—He pensado que te vendría bien que me lle­vara a mi ahijada una horita.
—¿A tu ahijada... ?
— Estás agotada. Te vendrá bien —la inte­rrumpió Tom.
— ¿De verdad te la quieres llevar?
Tom asintió y ___________ se sintió encantada. Se preguntó si lo de la ahijada había sido una bro­ma. Al fin y al cabo, ella no le había pedido que fuera su padrino. Había sido su padre, pero Tom no podía creer que...
Bueno, aparte de eso, sentía curiosidad por la oferta de Tom.
—¿Y qué vas a hacer tú con Alisha durante esa hora?
—Dar una vuelta en coche. Es sábado y hace una tarde bonita. También me la puedo llevar a casa y contarle los últimos cambios del código penal. Cuando no está llorando como una bestia, sabe escuchar.
___________ disimuló un bostezo.
—Cierto. ¿Y si te ve alguien? ¿Qué vas a de­cir?
—La verdad.
—¿Sí?
—Sí, que unos extraterrestres la dejaron en la puerta de casa.
___________ sonrió.
—No, en serio.
Tom la miró fijamente a los ojos.
—No mentiría, ___________. Valoro demasiado la sinceridad.
— ¿Y yo qué hago durante una hora?
—¿Presentarte a las elecciones al Congreso?
___________ entornó los ojos.
. —No, en serio, ¿Qué tal echarte una siesta? Era una idea excelente.
—¿Tienes más biberones? Sé dónde están los pañales. Los he visto esta noche. ¿Qué más me tengo que llevar?
___________ contestó a sus preguntas y a cien más que se le ocurrieron a ella. Le agradecía mucho que pensara en ella y confiaba en él para cuidar de Alisha, así que se la dejó. La metieron en su coche y se encontró diciéndoles adiós.
Se metió en casa y se estremeció al recordar la mirada de Tom cuando le había dicho que va­loraba la sinceridad. Ella, también, pero...
Se quitó los zapatos y se metió en la cama. Tenía que hablar con él cuando volviera. De mo­mento, tenía una hora entera...
Sintió que se le caían los párpados y que su cuerpo comenzaba a relajarse. En una hora tenía que hablar con Tom de...
Algo...
Chicas.. espero les guste el capi...
Si tengo que decirle que en esta ficc no habrá nada de 1313 xd... ya que esta ficc.. es todo lo contrario a las demás.. ya que en esta... Tom y TN si tienen un flechazo de inmediato.. pero espero que igual les guste...
Las Quiero
Bye =)
 

2 comentarios:

  1. No importa q no tenga 1313 hahahaha igual me encntaa yo quiero saber como terminarn si (tn) ya no se hace de rogar y acepta a Tom..

    M enxantoo el capitulo Alisha los mantiene unidis *.* siguelaa.

    Bye cuidate :D

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  2. ohhh!! tranquileshon xD puedo aguantarme sin leer 1313 jajajaja ok no ._., muy buena la historia, siguela xD

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